Se echó a llorar en cuanto hubo comprendido,
hubo recibido de un invierno,
cuando sopla el viento, una misión desesperada,
aunque ya repuesto el cazador luce la mirada,
hoy vive la tranquilizadora ligereza,
admira el cielo de una fábula persa mientras dice,
cuando al fin inicie la marcha,
y sangren las manos ignorando el dolor,
será humano, demasiado humano... con nostalgia, mirar atrás.
André Ulloa